En algún momento de nuestra vida hemos escuchado, visto o tenido la sensación de ser “diferentes y semejantes” a otros, desde nuestro aspecto físico, nuestra manera de pensar y actuar, hasta el estatus intelectual o económico que ocupamos en el contexto familiar y social donde nos desarrollamos.
Estas características y rasgos son valorados culturalmente y se expresan a partir de una regulación social presente en los estereotipos, ideologías, tabúes y normas, que nos hablan de la representación del “ideal” que tiene la sociedad con respecto a los individuos que la conforman. Sin embargo, dichas características llegan a ser sobrevaloradas o devaluadas; por ejemplo, el cuerpo y la mente son fragmentados, sus partes toman niveles y jerarquías con respecto a la cultura, sexo, género, edad, identidad y salud, de manera que sirven de mediadores para distinguir nuestra condición biológica y conductual frente a los demás, respecto a la realidad y ante nosotros mismos.
Pero a menudo olvidamos que existe una gran diversidad biológica, psicológica y sociocultural que hace que siempre se presenten variaciones y casi nadie alcance dicho “ideal”. Esto ocasiona descontrol e incomodidad, ya que esperamos certezas y verdades invariables. Y es en ese punto donde comenzamos a reflexionar que la realidad es dinámica, que obedece a una historia y que con nuestros criterios y acciones llegamos a vulnerar y discriminar a personas que presentan cuerpos diferentes, maneras de pensar distintas y opciones de vida alternativas a la nuestra. Y entonces: rechazamos, tememos, estigmatizamos, ignoramos… o bien, sencillamente, tomamos conciencia de
la diversidad humana y nos sensibilizamos y solidarizamos.
En ese sentido valdría la pena preguntarnos: ¿qué es lo normal y qué lo anormal? Es entonces que nos percatamos de que todos, inevitablemente, estamos dentro de un proceso de “socialización” en el cual los individuos que forman parte de una sociedad aprenden códigos, normas y valores culturales, con los que interactúan y marcan las pautas que dan dirección a su comportamiento colectivo. También nos damos cuenta de que estamos sumergidos en otro proceso, el de “normalización”, por el cual los sujetos apropian e interiorizan los patrones o normas de comportamiento que su gruposocial ha establecido como válidos (Peña, 2003, p. 35).
Las pautas de la normalización se basan en conceptualizaciones estadísticas, funcionales e ideológicas: las dos primeras son abordadas principalmente por la medicina, la psicología y las leyes; la última por la religión, la política y las humanidades. Por ejemplo, en las pautas de normalización de tipo estadístico lo “normal” se concibe como la media o tendencia general de un grupo social que la estereotipa como modelo; es decir, como un esquema de percepción social el cual influirá a lo largo de la formación del individuo. Y lo “anormal” sería la desviación con relación a la media o modelo imperativo que prevalece como ideal compartido por un grupo humano y que se tiende a rechazar. Asimismo, el tipo funcional se refiere a una norma biológica que determina el funcionamiento, que tiende a ser positiva para el desarrollo óptimo del individuo o no. Las pautas de la normalidad-anormalidad constituyen un modelo que se desarrolla para distinguir grupos e individuos en una colectividad; esto es, en cada cultura se define un modelo de lo que se considera como normal o anormal y estas representaciones influyen en la manera en que las personas piensan y actúan socialmente.
De esta manera, cualquier persona que presente impedimentos físicos, psicológicos o intelectuales rompería la regla de la normalidad en cuanto norma estadístico-funcional que se considere “ideal”, pero no por ese hecho se deberá de limitar y estigmatizar la posibilidad de sus acciones, pues el individuo tiene el derecho a aspirar a un desarrollo social integral. Tan importante es el principio de normalización que la proclama de la Organización de las Naciones Unidas dimensiona la normalización de manera contemporánea como “La necesidad de promover en las personas con discapacidad (aplicable a todo grupo vulnerable) una vida tan cercana a la normal como sea posible” (Sánchez, 1997, p. 9).
Con dicha proclama se considera que las instituciones que regulan o administran el comportamiento de todos sus miembros deben conducir la normalización hacia su inclusión e integración para garantizar las posibilidades de desarrollo social con equidad, igualdad y justicia social, dignificando así la vida humana.
Discriminaciónes violencia
En 2007 se hizo en México la presentación para la prensa del informe sobre la violación a los derechos humanos de la población LGBT (lésbico, gay, bisexual, transgénero) de los Estados Unidos, elaborado por Amnistía Internacional. Es importante traer a colación algunas ideas vertidas en esa ocasión, con el fin de enmarcar la discusión en un contexto claramente señalado, que da pistas para la comprensión de un fenómeno muy complejo. Sin duda, resultan brutales las agresiones que sufren hoy en día los sujetos sexodiversos en todo el mundo, pero resulta peor saber que muchas de ellas se podrían evitar, y que lejos de eso incluso son promovidas, directa o indirectamente, por sujetos u organizaciones que siguen viendo a las formas no heterosexuales de las relaciones humanas como “contra natura” o “pecaminosas”. Particularmente grave es que líderes religiosos alrededor del mundo llamen a su feligresía a rechazar a estas personas, lo que se ha traducido, en los hechos, en una justificación para agredir e incluso para asesinar a quienes cometen esa “falta”. Estados Unidos sigue siendo considerado por muchas personas como el país de las libertades y de las oportunidades; sin embargo, es necesario cuestionar estas ideas precisamente a la luz de ese informe, que simplemente corrobora muchos de los testimonios que hemos podido conocer a través de otros medios informales, principalmente de aquellos que han sido sus víctimas en diversos contextos.
México el respeto a este sector de la población es mínimo. A pesar de la escasa información sistematizada sobre violaciones a derechos humanos en México, el hecho es que no es difícil recuperar cientos de historias de sujetos que han sufrido diversas formas de discriminación y violencia: desde la que suele existir en el ámbito doméstico (la violencia intrafamiliar hacia personas sexodiversas es una realidad prácticamente inexplorada), el escolar, el laboral y hasta la ejercida por los diversos órganos policiales. Todas estas agresiones son cotidianas, pero a diferencia de otras formas de violencia, éstas ni son noticia ni provocan una reacción social de rechazo, ni mucho menos han llevado a la creación de una fiscalía especial. Simplemente, suelen ser las más ignoradas entre las formas de violencia.
En nuestro país es necesaria una mejor educación en temas de sexualidad,que permita entender la diversidad de formas que adoptan elejercicio de la sexualidad y la construcción de la identidad de género.La diversidad cultural no se limita a lo étnico o lo regional, sino que incluye también lo sexual.
ciencia • abril-junio 2008
B i b l i o g r a f í a
Foster, Jacques (1994), “Invertir la espiral de la vulnerabilidad”, en
Revista internacional de la Cruz Roja, no. 124 (julio-agosto), pp.
328-335.
Organización de las Naciones Unidas (1989), Programa de acción
mundial para las personas con discapacidad, México, reimpreso por
el Partido Revolucionario Institucional.
Peña Sánchez, Edith Yesenia (2003), Los entornos y las sexualidades de
las personas con discapacidad, México, Conaculta-INAH-EDUFAM.
Peña Sánchez, Edith Yesenia (2006), “Discapacidad y justicia social
en México”, ponencia en el Primer Foro Estatal sobre Discriminación,
Conapred-Gobierno del Estado de Zacatecas.
Rodríguez Vignoli, Jorge (2001), Vulnerabilidad y grupos vulnerables:
un marco de referencia conceptual mirando a los jóvenes, Santiago de
Chile, Proyecto Regional de Población CELADE-FNUAP- Centro
Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), División
de Población, CEPAL-ECLAC, Población y Desarrollo, serie 17.
Sánchez Escobedo, Pedro, y colaboradores (1997), Compendio de educación
especial, México, El Manual Moderno.
mauricio list reyes
Edith Yesenia Peña Sánchez es candidata a doctora en ciencias antropológicas
por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); maestra
en ciencias médicas por la Universidad de Colima y en antropología física
por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Es profesorainvestigadora
de la Dirección de Antropología Física del Instituto Nacional
de Antropología e Historia (INAH). Tiene como líneas de investigación la
antropología sexual y de la salud.
Estas características y rasgos son valorados culturalmente y se expresan a partir de una regulación social presente en los estereotipos, ideologías, tabúes y normas, que nos hablan de la representación del “ideal” que tiene la sociedad con respecto a los individuos que la conforman. Sin embargo, dichas características llegan a ser sobrevaloradas o devaluadas; por ejemplo, el cuerpo y la mente son fragmentados, sus partes toman niveles y jerarquías con respecto a la cultura, sexo, género, edad, identidad y salud, de manera que sirven de mediadores para distinguir nuestra condición biológica y conductual frente a los demás, respecto a la realidad y ante nosotros mismos.
Pero a menudo olvidamos que existe una gran diversidad biológica, psicológica y sociocultural que hace que siempre se presenten variaciones y casi nadie alcance dicho “ideal”. Esto ocasiona descontrol e incomodidad, ya que esperamos certezas y verdades invariables. Y es en ese punto donde comenzamos a reflexionar que la realidad es dinámica, que obedece a una historia y que con nuestros criterios y acciones llegamos a vulnerar y discriminar a personas que presentan cuerpos diferentes, maneras de pensar distintas y opciones de vida alternativas a la nuestra. Y entonces: rechazamos, tememos, estigmatizamos, ignoramos… o bien, sencillamente, tomamos conciencia de
la diversidad humana y nos sensibilizamos y solidarizamos.
En ese sentido valdría la pena preguntarnos: ¿qué es lo normal y qué lo anormal? Es entonces que nos percatamos de que todos, inevitablemente, estamos dentro de un proceso de “socialización” en el cual los individuos que forman parte de una sociedad aprenden códigos, normas y valores culturales, con los que interactúan y marcan las pautas que dan dirección a su comportamiento colectivo. También nos damos cuenta de que estamos sumergidos en otro proceso, el de “normalización”, por el cual los sujetos apropian e interiorizan los patrones o normas de comportamiento que su gruposocial ha establecido como válidos (Peña, 2003, p. 35).
Las pautas de la normalización se basan en conceptualizaciones estadísticas, funcionales e ideológicas: las dos primeras son abordadas principalmente por la medicina, la psicología y las leyes; la última por la religión, la política y las humanidades. Por ejemplo, en las pautas de normalización de tipo estadístico lo “normal” se concibe como la media o tendencia general de un grupo social que la estereotipa como modelo; es decir, como un esquema de percepción social el cual influirá a lo largo de la formación del individuo. Y lo “anormal” sería la desviación con relación a la media o modelo imperativo que prevalece como ideal compartido por un grupo humano y que se tiende a rechazar. Asimismo, el tipo funcional se refiere a una norma biológica que determina el funcionamiento, que tiende a ser positiva para el desarrollo óptimo del individuo o no. Las pautas de la normalidad-anormalidad constituyen un modelo que se desarrolla para distinguir grupos e individuos en una colectividad; esto es, en cada cultura se define un modelo de lo que se considera como normal o anormal y estas representaciones influyen en la manera en que las personas piensan y actúan socialmente.
De esta manera, cualquier persona que presente impedimentos físicos, psicológicos o intelectuales rompería la regla de la normalidad en cuanto norma estadístico-funcional que se considere “ideal”, pero no por ese hecho se deberá de limitar y estigmatizar la posibilidad de sus acciones, pues el individuo tiene el derecho a aspirar a un desarrollo social integral. Tan importante es el principio de normalización que la proclama de la Organización de las Naciones Unidas dimensiona la normalización de manera contemporánea como “La necesidad de promover en las personas con discapacidad (aplicable a todo grupo vulnerable) una vida tan cercana a la normal como sea posible” (Sánchez, 1997, p. 9).
Con dicha proclama se considera que las instituciones que regulan o administran el comportamiento de todos sus miembros deben conducir la normalización hacia su inclusión e integración para garantizar las posibilidades de desarrollo social con equidad, igualdad y justicia social, dignificando así la vida humana.
Discriminaciónes violencia
En 2007 se hizo en México la presentación para la prensa del informe sobre la violación a los derechos humanos de la población LGBT (lésbico, gay, bisexual, transgénero) de los Estados Unidos, elaborado por Amnistía Internacional. Es importante traer a colación algunas ideas vertidas en esa ocasión, con el fin de enmarcar la discusión en un contexto claramente señalado, que da pistas para la comprensión de un fenómeno muy complejo. Sin duda, resultan brutales las agresiones que sufren hoy en día los sujetos sexodiversos en todo el mundo, pero resulta peor saber que muchas de ellas se podrían evitar, y que lejos de eso incluso son promovidas, directa o indirectamente, por sujetos u organizaciones que siguen viendo a las formas no heterosexuales de las relaciones humanas como “contra natura” o “pecaminosas”. Particularmente grave es que líderes religiosos alrededor del mundo llamen a su feligresía a rechazar a estas personas, lo que se ha traducido, en los hechos, en una justificación para agredir e incluso para asesinar a quienes cometen esa “falta”. Estados Unidos sigue siendo considerado por muchas personas como el país de las libertades y de las oportunidades; sin embargo, es necesario cuestionar estas ideas precisamente a la luz de ese informe, que simplemente corrobora muchos de los testimonios que hemos podido conocer a través de otros medios informales, principalmente de aquellos que han sido sus víctimas en diversos contextos.
México el respeto a este sector de la población es mínimo. A pesar de la escasa información sistematizada sobre violaciones a derechos humanos en México, el hecho es que no es difícil recuperar cientos de historias de sujetos que han sufrido diversas formas de discriminación y violencia: desde la que suele existir en el ámbito doméstico (la violencia intrafamiliar hacia personas sexodiversas es una realidad prácticamente inexplorada), el escolar, el laboral y hasta la ejercida por los diversos órganos policiales. Todas estas agresiones son cotidianas, pero a diferencia de otras formas de violencia, éstas ni son noticia ni provocan una reacción social de rechazo, ni mucho menos han llevado a la creación de una fiscalía especial. Simplemente, suelen ser las más ignoradas entre las formas de violencia.
En nuestro país es necesaria una mejor educación en temas de sexualidad,que permita entender la diversidad de formas que adoptan elejercicio de la sexualidad y la construcción de la identidad de género.La diversidad cultural no se limita a lo étnico o lo regional, sino que incluye también lo sexual.
ciencia • abril-junio 2008
B i b l i o g r a f í a
Foster, Jacques (1994), “Invertir la espiral de la vulnerabilidad”, en
Revista internacional de la Cruz Roja, no. 124 (julio-agosto), pp.
328-335.
Organización de las Naciones Unidas (1989), Programa de acción
mundial para las personas con discapacidad, México, reimpreso por
el Partido Revolucionario Institucional.
Peña Sánchez, Edith Yesenia (2003), Los entornos y las sexualidades de
las personas con discapacidad, México, Conaculta-INAH-EDUFAM.
Peña Sánchez, Edith Yesenia (2006), “Discapacidad y justicia social
en México”, ponencia en el Primer Foro Estatal sobre Discriminación,
Conapred-Gobierno del Estado de Zacatecas.
Rodríguez Vignoli, Jorge (2001), Vulnerabilidad y grupos vulnerables:
un marco de referencia conceptual mirando a los jóvenes, Santiago de
Chile, Proyecto Regional de Población CELADE-FNUAP- Centro
Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), División
de Población, CEPAL-ECLAC, Población y Desarrollo, serie 17.
Sánchez Escobedo, Pedro, y colaboradores (1997), Compendio de educación
especial, México, El Manual Moderno.
mauricio list reyes
Edith Yesenia Peña Sánchez es candidata a doctora en ciencias antropológicas
por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); maestra
en ciencias médicas por la Universidad de Colima y en antropología física
por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Es profesorainvestigadora
de la Dirección de Antropología Física del Instituto Nacional
de Antropología e Historia (INAH). Tiene como líneas de investigación la
antropología sexual y de la salud.
2 comentarios:
HOMBRE DEL CIBER ESPACIO
Fue una tarde detrás de cualquier otra, nunca pensé que empezaba una nueva etapa para mí; siempre he sido contraria a estas pantallitas chupa cerebros que están tan de moda.
Pero aquella vez envuelta en mi soledad, tanto física como espiritual, necesitaba viajar aunque fuese con mi mente y ayudada por una absurda máquina, era mi billete al país de la ilusión.
Sin saber casi ni como y ayudada de unos estúpidos apuntes, entré en ese mundo virtual que no tiene fronteras, ni edad, ni raza, ni color, comencé a navegar como dicen en el idioma del ciudadano del mundo del siglo XXI.
Poco a poco me fui encontrando más cómoda, empezaba a disfrutar de cada página, como disfrutarías de cada paisaje desde la ventanilla de un tren.
Visité lugares de ensueño que nunca pensé que podría llegar a ver, ciudades encantadoras, museos apasionantes, países orientales, tribus del amazonas, resultaba envolvente tanta riqueza a través de esa pantalla de 30x30.
Y por qué no, también tuvo su debut el apasionante mundo del chat, gente de todo tipo y a cualquier hora, sin fronteras que separen a unos de otros, y dejándose llevar por su imaginación, cada cual se expresa de la manera que mejor entiende y cada uno lo entiende de la manera que mejor sabe.
El hombre del chat, mi amigo, mi compañero, mi confidente, una mezcla de sentimientos que ni yo misma entendía, me tenía ocupada todo el día.
Parecía una quinceañera soñadora e insensata que daba rienda suelta a su imaginación, solo pensaba en sentarme un ratito a charlar con ese desconocido que tanto me perturbaba el sueño y a la vez me complacía con su seductor modo de tratarme, incluso a estas alturas de mi vida me hacia sonrojar con tanta delicadeza, que me parecía sentir su respiración en mi cara como una ráfaga de aire fresco en una tarde de invierno.
Puede parecer absurdo que una persona llegue a necesitar tanto a otra sin apenas conocerla, sin haber intercambiado una mirada , un gesto, tan solo por lo que dice de si mismo y por una impresión fotográfica a veces un poco borrosa, en la que dejas ver solo lo que tú quieres.
Llegas a hacerte tan dependiente de sus conversaciones, que el día que enciendes esa maquinita y no está, es como si sintieses una presión en el pecho que solo con la madurez entiendes.
Dicen que es imposible sentir lo que siento por alguien que está tan lejos de mí, pero no es así, no esta lejos, esta ahí cada vez que pienso en él y cada vez que lo necesito.
Quería darle las gracias, por todos los momentos que me da y pedirle disculpas si me tomo atribuciones que no me corresponden, si le agobio con mis problemas y si le robo tiempo para con los suyos.
Gracias por escuchar y por hacerme sentir especial, poca gente tiene el privilegio de encontrar a alguien como él.
AQUA
Gracias Aqua por tu colaboracion, en verdad espero no sea , la ultima Un Fuerte abrazo...kani
Publicar un comentario